Interpretación Judicial




Traducir es, en todas sus modalides y especialidades, un proceso puramente intelectual que implica la comprensión e interpretación del pensamiento humano formulado en una lengua y su expresión en otra lengua. La interpretación jurada requiere poseer el mismo conocimiento y dominio de la lengua de partida que de la lengua de llegada, así como de las terminologías y lenguajes específicos propios de ambas lenguas para el tipo de texto oral o escrito que se deba traducir, y también de los sistemas jurídicos correspondientes. Cualquier desequilibrio de las aptitudes del intérprete jurado con relación a una u otra lengua irá en detrimento de la fidelidad de la traducción.


Por otra parte, el intérprete jurado debe poseer un elevado sentido de la honestidad, prudencia y responsabilidad, dado que su intervención afecta directamente a la seguridad del tráfico jurídico y al ejercicio eficaz y efectivo de los derechos fundamentales de los ciudadanos involucrados.


Mientras que la interpretación jurídica se refiere simplemente al contenido del discurso de partida y la interpretación jurada implica una responsabilidad del intérprete respecto a su trabajo regulada por la ley, la interpretación judicial tiene necesariamente lugar en tribunales de justicia o administrativos. A veces se utiliza la técnica de interpretación consecutiva, como cuando ante un tribunal se presenta un único testigo de lengua extranjera. Por su parte, se recurre a la interpretación simultánea en procesos judiciales en los que hay un mayor número de participantes de lengua extranjera, como en los Juicios de Nuremberg y en los juicios por los Atentados del 11 de marzo de 2004.


El derecho a contar con un intérprete competente para aquellas personas que no entiendan la lengua que se habla en el tribunal (en especial para el acusado en un juicio criminal) se considera una norma fundamental en la justicia. Por lo tanto, este derecho se garantiza a menudo en las constituciones nacionales, declaraciones de derechos, leyes fundamentales que establecen un sistema judicial o a través de precedentes fijados por los tribunales superiores.


Según las regulaciones y estándares vigentes, los intérpretes de tribunales normalmente trabajan solos cuando interpretan de forma consecutiva, o en equipo cuando interpretan de forma simultánea. Además de un dominio práctico de las lenguas de llegada y de partida, se requiere que estos intérpretes cuenten con un amplio conocimiento de las leyes y los trámites legales y judiciales. A menudo se pide a los intérpretes que tengan una autorización formal del Estado para poder trabajar en los tribunales, en cuyo caso se les llama intérpretes jurados. En muchas jurisdicciones, la interpretación se considera una parte esencial del testimonio. Una interpretación incompetente o el simple hecho de que el intérprete no haga juramento pueden provocar que el juicio sea declarado nulo.